La mayoría de las reglas de una sociedad fueron escritas por personas de inteligencia más o menos promedio, quizás un poco más arriba.
Si bien la mayoría de estas reglas son de sentido común, (“no asesinar a las personas” viene a la mente), en los niveles más altos de inteligencia, la persona inteligente ve a una gran cantidad de estas reglas como transparentemente estúpidas, como es lógico que lo hagan. Se lo parece, porque esas reglas fueron escritas por personas mucho menos inteligentes.
Como niños, vemos las reglas como leyes rígidas, cuya razón no está sujeta a razón. A medida que uno crece en inteligencia, esto cambia.
Otra posible causa es simplemente que ser muy inteligente significa ser más inteligente que casi todas las personas con las que te encuentras en tus años de desarrollo, fomentando cierta cantidad de arrogancia. Esto puede hacer que la persona se sienta por encima de “las reglas”. Deseo aclarar aquí que “sentirse por encima de las reglas” tiene una connotación generalmente mala, pero no hago ningún juicio de valor aquí. Puede muy bien ser que Nietzsche tenía razón y hay ciertas personas cuya voluntad es más importante que las leyes de las masas. Sin embargo, este punto de vista es muy impopular en las sociedades democráticas, igualitarias y liberales, y es por esto que “por encima de las reglas” suena muy mal para nuestros oídos.
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