¿Cuándo es apropiado usar argumentos axiomáticos y precisos en una discusión filosófica en una reunión de negocios?

Hay maneras educadas y descortés de discutir. Hay formas educadas y descortés de introducir hechos válidos.

La cortesía significa abordar el argumento, no el argumentador. Eso puede ser complicado a veces, especialmente cuando el error parece tan abrumador que se refleja mal en la persona que lo presentó. Dependiendo de la situación, puede que no sea posible ser completamente educado, pero le incumbe hacer lo mejor que pueda.

Cuando el argumento ha llegado al punto en el que uno u otro está discutiendo de manera irracional, generalmente es mejor cancelar las cosas hasta que se haya enfriado. Si es posible, introduzca una autoridad superior para resolverlo por mandato.

Esto es una cuestión de retórica (convencer a la gente) más que de lógica. El objetivo es influir en las personas para que estén de acuerdo con usted, ya que es totalmente posible que algo sea manifiestamente obvio y que las personas aún no estén de acuerdo.

Solo recuérdalo de esta manera: siempre es posible que el ser irracional seas tú. Todo el mundo es propenso a la argumentación defectuosa. Recuerda cómo te sentirías si resultaras ser tú, y tendrás más éxito.

Los argumentos axiomáticos, en particular, parecen ser una buena manera de demostrarle a su interlocutor que no los está escuchando ni que considera los detalles específicos de la situación a la que se enfrenta. Lo mismo ocurre por ser inequívoco.

“Ganar” un argumento en una reunión de trabajo no se produce al “explotar” el argumento de su colega. Sucede a través de la persuasión, mostrándoles que ambos están en el mismo lado y que quieren lo mismo.

Entonces no es realmente una cuestión de si es educado, sino más bien si es efectivo. Hay momentos en que la cortesía en el trabajo no viene al caso; La efectividad, sin embargo, es casi siempre lo que se debe optimizar. Si está tomando las cosas deliberadamente por un camino donde las cosas se vuelven embarazosas para ambas partes, es usted quien pierde la discusión y el respeto de sus colegas.

Una reunión de negocios no es el momento ni el lugar para poner en escena otros para la estimulación intelectual. Para eso están los pubs. Incluso si tus argumentos son válidos, humillarás a otras personas (aparentemente tus ‘oponentes’) y te detestarán por ello. Existen reuniones para alcanzar objetivos específicos. Se adhieren a la agenda.