Nadie sabe realmente nada, ya sabes.
Eso es lo que les digo a los cíclopes, al menos.
A lo sumo, las personas usan sus sentidos y sus facultades para procesar datos concretos y abstractos, respectivamente, para determinar un rango cada vez más limitado de probabilidades que creen que son posibles o imposibles en un conjunto dado de circunstancias.
La gente luego asume que esas circunstancias particulares, dadas, se ven afectadas en el presente y por la duración del futuro en cuestión.
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Nadie sabe qué va a pasar fuera de sus cabezas cuando cierran los ojos, y las personas que piensan que lo hacen suelen describirse como “inconscientes”, lo que no suele ser un cumplido.
Algunas personas sienten ansiedad por las potencialidades negativas cuando son vulnerables y están solas, dos cosas que podría reconocer que describen una lluvia de manera bastante adecuada.
Otras personas se asustan de las alturas cuando saben que no se caerán y algunas personas evitan la oscuridad a pesar de que “saben” que no hay nada allí.
Todos tienen opiniones que piensan que son conocimientos que realmente no lo son.
Algunas personas saben que nadie ejecutará una señal de stop, ya que ejecutan esa señal de stop.
Algunas personas piensan acerca de la naturaleza de estas opiniones en la ducha y las encuentran aterradoras.