Eso es porque en la superficie puede sonar bien.
“Ya que la Biblia es verdadera, no debes dudar de la Palabra de Dios”.
Cualquier buen cristiano podría encontrar convincente esta afirmación.
Lo que está mal es que el orador ya ha aceptado como verdadero el punto que está tratando de exponer. La premisa y la conclusión son las mismas.
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Da la vuelta a la oración y obtienes:
“No debes dudar de la palabra de Dios, porque la Biblia es verdadera”.
Nuevamente, no has probado nada acerca de la Palabra de Dios o la exactitud de la Biblia.
Mucha gente no puede entenderlo. Se necesita cierto poder de razonamiento para entenderlo.