Repetir el nombre de otra persona como parte de la conversación es una forma muy útil de recordar su nombre.
Por ejemplo, en lugar de “¿Con qué has estado ocupado últimamente?” uno podría elegir preguntar “Entonces, Jane, ¿con qué has estado ocupada últimamente?”
Dicho esto, A. no es necesario, no hay un código social que lo obligue a decir el nombre de la otra persona X veces la primera vez que se reúnen con ellos, y, B. no exagere.
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