Mis padres, y una niña hermosa, buena más allá de las palabras.
No comparto mucho puntos de vista con mis padres. Nos diferenciamos de muchas maneras. Sin embargo, lo que lograron incrustar en mí fue sentido de respeto, moral y valores. Lo que aprendí de ellos fue también el amor: qué es, cómo funciona, y hoy soy alguien dispuesto a perseguirlo y apreciarlo de la forma en que debería ser apreciado. No fue algo con lo que nací. Fue algo que mis padres me hicieron vivir a través de ellos, a través de sus vidas, que se reflejó en la mía. A través de todos los buenos tiempos, y a través de todos los tiempos difíciles. No puedo decir que soy genial, pero me gusta creer que, en general, soy una buena persona. Y mis padres tienen una gran parte de eso que agradecer.
Y la segunda persona, que puede ser la más influyente en mi vida, es una chica que amo. Ella me hizo amar a alguien más que a mí misma, y me hizo darme cuenta de que soy el tipo de persona capaz de pelear las peleas más grandes por alguien que no sea yo. Ella me hizo darme cuenta de que no soy egoísta, como pensaba que era. Se las arregló para hacerme una persona mucho mejor. Se las arregló para quitarme lo mejor de mí solo por estar allí, inconscientemente y sin querer obligarme a ser mejor. Y ella me mostró lo que es el amor. Y yo la amo por eso también.