Ayudar a la gente es un trabajo largo, horrible e ingrato. Resulta que eres tú, que quieres ayudar.
Una niña de 16 años está llorando. Nada de lo que digo hace una diferencia. Ella tiene un dolor emocional horrible, y toda mi experiencia y educación no significan nada. Estoy indefenso. Su desesperación me hace enojar tanto con un mundo, donde este tipo de cosas sucede a cada minuto del día.
En mi propia desesperación, violo la política del hospital. Asegurándome de que todas mis acciones estén a la vista de la enfermera cercana, envuelvo mis brazos alrededor de la joven. Ella brevemente lucha para liberarse, y luego se relaja. Cuento hasta tres y la suelto.
Si ella hubiera pedido el teléfono para llamar al 911, se lo habría dado. Ella dejó de sollozar. Escondiendo la cabeza en sus brazos, habló durante 4 minutos.
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La entregué a la enfermera, y luego fui a la estación de enfermería y escribí todos los detalles, incluyendo mi acción y su resistencia. Legalmente, fue tan buena como una confesión.
La enfermera hizo una llamada de juicio, al no reportarme a su supervisor. Si lo hubiera hecho, probablemente me hubieran despedido, dentro de una hora.
Mucha gente estaba a favor de despedirme. El administrador del hospital optó por no hacerlo. No tomaron ninguna acción, ni siquiera una advertencia verbal.
No sé si el Administrador estaba al tanto de la ramificación legal. Ahora había una excepción a la política del hospital: el personal no inicia abrazos con los pacientes.
Las cosas fueron bien con la chica. De vez en cuando, volvería a violar la política del hospital. Y seguirían ignorándolo.