Dependemos de los demás porque somos una especie social. Nuestro camino evolutivo requiere que varios miembros de nuestro grupo críen a nuestra descendencia, lo que favorece a la especie. Somos lo suficientemente sensibles como para reconocer nuestra propia individualidad, pero nos necesitamos mutuamente por una variedad de razones.
Nos necesitamos mutuamente para:
- Validar la realidad. Las experiencias compartidas validan tu sentido de la realidad.
- La interacción social es, en última instancia, beneficiosa, ya que fortalece nuestros procesos de pensamiento, inspira la creatividad o crea un nuevo escenario de aprendizaje, incluso de los que se pueden aprender los negativos. El intercambio de información, tanto buena como mala, nuevamente puede llevar a mejoras que esperamos sean beneficiosas para nuestra especie.
- Nuestra moralidad está en constante refinamiento a través de nuestras interacciones con los demás.
- En realidad, intercambiamos sustancias químicas (dopa mine y otras feromonas maravillosas) cuando entramos en contacto con personas con quienes disfrutamos pasar el tiempo y también con personas que no nos gustan. Estas “buenas” interacciones fortalecen los lazos que son beneficiosos tanto emocional como físicamente.
- Nuestra especie ha prosperado gracias a nuestra “fuerza en números” (los enlaces que se crearon en el punto 4), lo que refuerza aún más las razones por las que dependemos de otros.
En otras palabras, es completamente normal, natural y necesario depender de los demás, solo recuerda mantenerte lo mejor posible antes de depender del mundo para cualquier cosa. Usted es un individuo primero, y parte del grupo en segundo lugar.