El truco es no pensar demasiado en ello.
La segunda vez que quiera decir salude a alguien o hágale una (n) pregunta (apropiada): ¡adelante!
Una vez que comienzas a adivinarte, la ansiedad detrás de la socialización crece hasta que parece imposible decir algo. Sin mencionar el incómodo silencio. Mantenerse en silencio es mucho más incómodo que tropezar con sus palabras varias veces.
Así que para parecer indiferente, sólo hay que ir por ello. Mantenerse callado y detenerse demasiado en sus palabras puede ser lo que uno podría considerar “esforzarse demasiado”, ¡pero no hay nada malo en intentarlo! Definitivamente mejora con la práctica.