Cuando escuchas música, tu cerebro siempre está tratando de predecir lo que sucede a continuación y encontrar patrones en él.
Cuando se trata de “tu” música, ya sea música que hayas elegido o música de un género que te gusta, tu cerebro está familiarizado con las convenciones y hace menos trabajo. Ya tiene esos patrones coincidentes y esas predicciones en caché.
Cuando se trata de “otra” música que no conoces o no te gusta, tu cerebro realmente tiene que hacer más trabajo y prestar más atención para intentar hacer esas predicciones. Esto puede volverse cada vez más molesto y distraer.
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