Lo que encontré para trabajar conmigo mismo es aceptarlo y decirle a los demás que estoy de mal humor tan pronto como lo reconozco. De alguna manera, instantáneamente tengo la sensación de que no tengo derecho a ser “malo” si la razón es solo mi estado de ánimo y otros saben que yo mismo lo sé (y saben que sé que lo saben)
Raro, pero eso libera mi tensión interna, y mi estado de ánimo (irónicamente) mejora.
Tiene sentido psicológicamente: como estás aceptando ser culpable de hacer que los demás se sientan incómodos, dejas de tener ganas de provocarlo.
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