Los líderes inteligentes lideran a las personas que son más inteligentes que ellos. No temen parecer menos inteligentes que los que lideran porque saben que las apariencias son menos importantes que lo que intentan lograr. Buscan personas que saben más que ellos y nunca se sienten inferiores a los demás. Las personas inteligentes notan esto en sus líderes y tienden a permanecer en equipos liderados por aquellos que saben que no deben conformarse con personas inferiores.
Uno necesita saber que lo mismo se aplica a los líderes: los líderes inteligentes tienden a buscar personas más inteligentes que a menudo les pagan salarios más altos para atraerlos. Los inferiores se contentan con trabajar con trabajadores menos talentosos porque no quieren ser eclipsados, a menudo se sienten inadecuados e inseguros con su posición, siempre aterrorizados ante la posibilidad de que otras personas los reemplacen y queden sin trabajo.
Los trabajadores inteligentes se sienten atraídos por los líderes inteligentes y, por lo general, trabajarán por un salario menor para tener la oportunidad de trabajar con ellos. Le dan más importancia al trabajo que hacen que a las diferencias percibidas en la inteligencia. Los sentimientos de admiración suelen ser mutuos y esta situación a menudo conduce a una mayor calidad del trabajo realizado para el mayor beneficio de todos en el equipo.