¿De qué manera el aprendizaje para actuar te ha desarrollado como persona?

Estudiar actuación ha sido personalmente enriquecedor porque me ha enseñado a tomarme el tiempo para imaginar cómo podría ser la experiencia de la vida de otra persona. Mirar profundamente cómo nuestros pasados ​​y las circunstancias de nuestra primera infancia nos moldean como personas. También me ha enseñado a cuidar a mi niño interior, a permitirme la libertad de jugar en el escenario y delante de la cámara.

También me ha enseñado que si puedo mirar profundamente a un personaje para descubrir sus motivaciones y necesidades, puedo hacer lo mismo con las personas. Puedo usar esto como una herramienta para comprender mejor de dónde viene otra persona, lo que me ha convertido en una persona más compasiva. A veces las personas solo necesitan sentirse escuchadas y ser actor me ha enseñado a escuchar realmente.

Lo mejor de actuar es que tienes que meterte en los zapatos de otra persona, te guste o no esa persona. Te obliga a humanizar a cada persona, incluso a los personajes con los que no estás de acuerdo. Cuando creas un personaje, tratas de pensar en cada pequeña cosa sobre ellos: ¿Cómo se sientan? ¿Cómo comen? ¿Cómo aplauden? ¿Cuáles fueron sus experiencias? ¿De dónde están viniendo?

Pero antes de hacer todas estas preguntas, debes saber por dónde empezar. Tienes que conocerte a ti mismo. Una línea de base, por así decirlo. Como te sientas ¿Cómo se come? ¿Que te hace enojar? ¿Qué te hace sentir herido?

Cuando te ves forzado a contemplar la humanidad de diferentes tipos de personas, los comprendes más completamente y miras hacia adentro para encontrar esa conexión. Mi mayor viaje jugando con otras personas ha sido la búsqueda de conocerme a mí mismo. Eso suena realmente cojo pero es verdad.