Complacer a todos por tus logros no es ser un “cordero sacrificial” en mis libros, eso es ser una víctima.
Sin embargo, a veces es lo correcto ser un cordero sacrificado. Cuando eres madre o padre y tus hijos necesitan comer. Cuando eres médico y lo último que quieres hacer es estar de guardia toda la noche. A veces, hacer lo que amamos viene con responsabilidad y no necesariamente hacemos lo que amamos.
En el mejor de los casos, hacer lo que amas y asumir la responsabilidad se combinan. Pero incluso en este escenario, habrá ocasiones en que decidas no “lanzar precaución al viento” y ser un cordero de sacrificio. Sin embargo, está bien, el sacrificio por lo que uno ama es una aventura emocionante y significativa y no es la victimización.
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