Dos razones:
- Porque son inesperados. Hablar, escuchar y caminar generalmente no involucran ruidos fuertes.
- Porque la evolución nos ha enseñado a asociar ruidos fuertes con cosas que van mal (algo que se cae y se rompe; truenos que vienen con rayos que pueden matar a personas; explosiones, etc.)
¡Simple como eso!