¡Absolutamente! Uso mucho el humor en clase, particularmente para asegurarme de que mis alumnos estén escuchando. O para hacer un cierto punto. Por supuesto, el maestro tiene que adaptar su humor a la edad de los estudiantes, la etapa de desarrollo y el tema en cuestión. Solo usa el humor si te sientes cómodo haciéndolo. Y solo se divertido si no es cruel o negativo. (¡A los adolescentes les encanta el humor autocrítico, sin embargo!)
También puedo ser muy serio cuando sea necesario. Los estudiantes respetan eso. Creo que es un buen entrenamiento para la vida: hay momentos para ser divertido y momentos para ser serio.