Porque fuimos nombrados para hacerlo, por supuesto. Por nosotros mismos, en su mayoría. Pero es nuestro trabajo y todos lo sabemos.
Se requiere buen juicio para que las personas tengan éxito en tomar buenas decisiones. Juzgar es decidir qué opción es inherentemente mejor. Vivir es un proceso de hacer elecciones. Cuanto más difíciles son las decisiones que hemos tenido para hacer que hayan salido bien, más confiamos en nuestro juicio.
Creo que nos sentimos con derecho a juzgar a los demás porque la mayoría de nosotros estamos convencidos de que sabemos lo que está bien y lo que está mal. Sabemos lo bueno de lo malo. Estamos obligados a elegir lo mejor para nosotros todos los días, después de todo. Siempre hacemos dieta y ejercicio y nunca engañamos con nuestros impuestos ni descargamos videos pirateados. E incluso si hacemos todo eso, todavía sabemos que está mal si otras personas lo hacen.
El problema viene, ya ves, cuando comenzamos a aplicar nuestro poder de juicio a las personas. Lo hacemos cuando las personas comienzan a ser un peligro para nosotros. Tenemos que aprender a juzgar a las personas porque nos harán daño si no lo hacemos. Algunos de los mejores jueces del mundo son los que más sufrieron cuando eran niños.