Cómo dejar de pensar demasiado en lo que tengo que hacer y comenzar a hacer lo que tengo que hacer

Dos cosas vienen a la mente:

  1. Intentaría enmarcarlo de manera diferente. No sé cuántos años tienes, pero si eres un adulto, entonces te sugeriría que cambies las palabras “debería” y “tengo que” por “querer” y “elegir”. Puede que no te parezca importante, pero Cómo pensamos acerca de las cosas afecta a cómo nos sentimos, lo que afecta a cómo nos comportamos. Y, por lo tanto, describirlo con mayor precisión y de una manera en la que reconozca que nadie lo obliga a hacer cosas, sino que elige hacerlo o no, puede aliviar la ansiedad y la resistencia que siente al respecto.
  2. Otra cosa que puedes hacer es averiguar si lo que describiste como “lo que tienes que hacer” es algo que realmente quieres hacer y qué ganarás si lo hicieras. ¿Qué valor tiene? ¿Es algo que usted mismo quiere hacer o es algo que otros esperan de usted o lo impulsan a hacer? Si es algo que realmente quieres hacer, recuerda el valor que obtendrás si lo haces. Si no es algo que realmente quieres hacer, entonces no tienes que hacerlo.

Solía ​​hacer lo mismo.

Pero un día decidí asustarme desde un punto de vista diferente: si no lo hago ahora , nadie lo hará, nunca .

Escenario 1: odias tu trabajo, tu jefe es un imbécil, el viaje de oficina apesta.

Si no renuncia a su trabajo ahora, pasará otro día viviendo en el infierno, acosado continua e impredeciblemente por una situación que no puede controlar hasta la Segunda Venida de Jesucristo. ¿Te gustaría que te pasara?

Eres responsable de tu propia felicidad. El tiempo es limitado. Tu tiempo es limitado.

Hago lo mismo y cada vez que he hablado con personas sobre este tema resulta que todos sufrimos de perfeccionismo. El mejor consejo que recibí fue simplemente hacerlo. No importa cómo se ve o cómo suena, simplemente comienza a hacerlo. Eventualmente lo lograrás. Una vez que haya finalizado, vuelva atrás y limpie el trabajo hasta que lo desee o cierre.

Uno de los mayores problemas que he observado conmigo mismo y con los demás es que estamos paralizados por lo que vemos como la enormidad de una tarea.

Nuestra sociedad nos lleva a creer que todos deberíamos ser ‘niños genios’ y hacer todo en un instante. Así nos abrumamos.

El truco más grande que aprendí es hacer algo pequeño, pero hacerlo de manera consistente. Así que, por ejemplo, haz que sea un hábito hacer algo en tu lista de tareas pendientes. No esperes hacerlo perfectamente porque nosotros, como humanos, no podemos hacerlo perfectamente todo el tiempo.

Solo se feliz de haber hecho algo y te sorprenderás, ¡un día habrás hecho mucho!