Sí.
La gente siente la necesidad de correr a algún lugar muy, muy lejos de la vida, de donde no podemos regresar. Y es natural, explicable, y por lo tanto razonable. Siento lo mismo casi todos los días. Tengo ganas de salir corriendo de mi casa, ir a un lugar tan lejos, tan lejos, donde nadie vendría a buscarme. Pero luego analizo, ¿por qué me siento así? Me hago entender: “No vas a renunciar tan pronto, cariño, te queda una larga vida por delante. Las cosas empeorarán. Pero hay que mantener la calma. Has sobrevivido hasta ahora, y sé que sobrevivirás incluso ahora. Date un poco de crédito, has llegado bastante lejos “.
Pero lo juro, si tengo la oportunidad de huir, no lo voy a dejar.
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