Frustración: los experimentos recientes con ardillas demostraron que se pueden provocar frustraciones. Una vez frustrado, el comportamiento típico era “forzar una solución” al problema frustrante. Resulta que este es un rasgo de supervivencia que sirve para ayudar a las personas (incluido todo, desde ardillas hasta osos y humanos). Obviamente, nuestros “antepasados primitivos” habrían desarrollado frustración con la misma ventaja de supervivencia individual y de especie.
De lo anterior podemos asumir con seguridad que otros rasgos como la bondad sirven para los mismos propósitos para la supervivencia de individuos y especies.
Las peores consecuencias de tratar de hacer de estas cosas una cuestión de moralidad es que abre la puerta a las acusaciones de “no ser moral”, lo que se traduce en “no estar permitido”, que se traduce en “castigar a esa persona que está mal”.