Los niños por naturaleza son curiosos. Los ancianos mitigamos su curiosidad, molestándolos, no tocar las cosas, no experimentar, no jugar con el barro, etc. Al menos ahora, deje que los ancianos en la casa decidan, no enojarse con las observaciones del niño. Puede observarlo, tener a su alcance cosas relativamente menos costosas. No haga preguntas difíciles, pero cuando él haga preguntas, no evite, sino que satisfaga su consulta, en un lenguaje muy simple. No les diga más, para que piense más y descubra las cosas por sí mismo.
Dale libros adecuados para su edad, de científicos e inventores, para saber cuán pequeñas cosas observaron, los llevó a un descubrimiento que ha inmortalizado su nombre. Concédales más tiempo para escuchar su forma de aprender de sus observaciones. Si rompe algo, no lo castigue, pero dígales cómo cuidarse. Hazlo tu amigo para que juegue contigo.
Hágale algunas preguntas simples, mientras juega, para generar curiosidad en él. Si eres sincero con estos métodos simples, serás innovador en más formas de separar a un científico del niño.