La competencia no es un instinto, es necesario para que exista la vida. En los humanos, una competición tiene lugar en la mente humana cada vez que se toma una decisión. La competencia no significa “luchar”. Significa hacer una comparación. En la batalla, los ejércitos son comparados. En el mercado, los productos son comparados. En los deportes, los equipos son comparados. En la mente humana, las alternativas se comparan antes de elegir una. Los ejércitos, los productos, los equipos deportivos y las ideas compiten entre sí porque se comparan entre sí.
Tenemos que comparar a otras personas para tomar decisiones sobre ellos. Otros compiten por nuestra atención, al igual que nosotros por la de ellos. Las personas pueden optar por apoyarnos, oponernos o ignorarnos. Pueden optar por unirse a nosotros o evitarnos. Los animales compiten por la comida y los compañeros. Hacen una elección sobre dónde cazar, alimentar y con quién aparearse. La gente hace una variedad mucho más amplia de comparaciones.
Lo contrario de la competencia no es la cooperación. No tiene opción. La cooperación requiere competencia porque debemos elegir con quién cooperar y cómo.
La gente nos enseña que la competencia es mala porque quieren tomar nuestras decisiones de nosotros, pero probablemente ni siquiera saben que esto es lo que quieren decir.
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