Tres razones en mi experiencia:
- Es más seguro pelear por las cosas pequeñas. A veces, las cosas grandes no pueden ser discutidas o planteadas por varias razones y todo lo que queda son los pequeños problemas.
- La persona en cuestión está molesta y saltando sobre lo primero que les molesta.
- Las cosas pequeñas tienden a pasar una y otra vez. Mi esposo y yo solo tuvimos que hablar una vez acerca de cuántos hijos queríamos y no hubo discusión. Por otro lado, me ha enseñado varias veces sobre la forma correcta de sostener mi tenedor.