Las personas que agonizan por cuestiones éticas toman decisiones con sentimientos en lugar de con lógica. La evidencia son respuestas a esta pregunta, las cuatro de las cuales no ofrecen más que insultos. Dos llaman estúpidos a los no agonizadores, los otros dos los llaman malos.
Un psicólogo lo vincularía a la obsesión por lo limpio y lo sucio: causas invisibles de los problemas. Históricamente, las técnicas de afrontamiento más comunes eran la magia y la religión. Los practicantes más educados reemplazan esas técnicas con ética. La fuente subyacente sigue siendo la emoción. Puedes poner ropa bonita y lápiz labial en un cerdo, pero no deja de ser un cerdo.