Muchas personas nombran a sus hijos nombres comunes o “clásicos” porque …
- Familiaridad. La mayoría de las personas están familiarizadas con su nombre, y será más fácil relacionarse con esa persona. Los nombres extraños o extranjeros pueden alienar a una persona de sus compañeros.
- El nombre es fácil de deletrear y pronunciar. Las personas, en su mayor parte y yo incluido, odiamos que su nombre sea escrito o pronunciado incorrectamente. Los nombres no son solo etiquetas o etiquetas, sino que son una cosa muy personal vinculada directamente con el alma. Cuando alguien pronuncia mal el nombre de otra persona, es como si, para esa persona, a la persona que se dirige a ellos no le importe lo suficiente como para tomarse el tiempo de aprender su nombre correctamente, y por lo tanto no se preocupe lo suficiente por ellos como para formar una relación.
- Simplemente les gusta el nombre. Los nombres se vuelven populares por una razón, a saber (jaja) que las personas disfrutan el sonido de ellos. Los nombres populares cambian de generación en generación, según los gustos de las personas vivas en ese momento.