La misma razón por la que no debemos escupir en tu cara cada vez que te miramos. Y cuando digo nosotros, me refiero a todos en el mundo. Solo imagínate que caminas por la calle y te abofeteas cara a cara por holgazanería. Ancianas, niños, hombres y mujeres, todos ellos te tratan con menos respeto que a la acera sobre la que caminan.
A eso se degrada la sociedad cuando ya no esperamos cortesía.