Tu educación influye en tu personalidad.
Pero al final, cada persona decide por sí misma, qué tipo de persona quiere ser. Todos tienen la capacidad de cambio. Cualquiera que use su vida, solo para la gratificación de su propia barriga, no será una persona feliz.
Hay más placer en dar que en recibir. Quien esté solo preocupado por su vientre, vive en un mundo imaginado que solo gira en torno a sí mismo. Él vive vacío, en una constante necesidad de aprobación de lo que puede obtener de los demás.
El sitio opuesto es la generosidad, la sensibilidad hacia las necesidades de otros pueblos. Eso te da objetividad en la vida.
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Se trata de quién quieres ser. Por eso la empatía es cada vez más escasa. Apenas te das cuenta de personas genuinas y de buen carácter, porque la mayoría ha seguido a la multitud.
Nadie está excusado. Se trata de opciones. Puedes ser sin dinero y estar lleno, sin necesidad de ser feliz. Puedes ser rico, y ser feliz y generoso.
Se trata de las elecciones que haces. Las opciones de ser bueno o las opciones de ser malo.
Si practicas darte a los demás, enriqueces tu personalidad. Si rara vez piensas en los demás, te aíslas. Vives solo pensando en tu miseria y en tu propia vida.
Las elecciones en la vida.