Ese es un hábito muy difícil de desaprender. Pero con la práctica consciente constante, puede suceder.
Los hábitos se aprenden. También se pueden desaprender.
Desaprender un hábito toma tiempo, al igual que aprender que el hábito tomó tiempo.
Desaprender un hábito toma la dirección inversa de aprenderlo.
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Da pequeños pasos, y sostenlo.
Cuando empieces a hablar sin esperar que otros terminen la suya, haz una pausa y cuenta hasta 10.
Si le resulta difícil contar hasta diez, cuente hasta 5.
La próxima vez que necesite volver a hablar, haga una pausa y esta vez cuente hasta 10.
Hazlo cada vez que hables. Por 6 semanas mínimo. Ese es el tiempo promedio en que un hábito comienza a formarse.
La velocidad de pensamiento es más rápida que la velocidad de hablar.
Es por eso que dejas escapar las palabras lo más rápido que puedes para ponerte al día con tu cerebro.
Es por eso que lo que dice tiene mayores posibilidades de perder el punto si lo que piensa no encuentra expresión en las palabras habladas.
Es importante calmarse y despejar su mente para que la lengua pueda sincronizarse con sus pensamientos.
El verdadero problema no es que no pienses más. Es que hablas más lento de lo que crees.
La solución no es más sobre pensar más y hablar rápido. Esa es una receta para el fracaso definitivo.
Más bien, se trata de ralentizarlo todo para que lo que usted habla refleje lo que piensa.
Y escucha. Escuchar es un hábito que está tan subestimado. Tómese el tiempo para escuchar , no para responder, sino para comprender lo que se dice.
Tenemos dos orejas y una boca.
Habla solo la mitad del tiempo que pasaste escuchando.