¿Honestamente? Porque están ocupados y no pueden permitirse el tiempo para investigar cada historia ellos mismos. Se basan en fuentes que han encontrado válidas en el pasado o, en la actualidad, eligen una fuente (o fuentes) que se adapte a ellas.
Los medios tradicionales, a pesar del entorno actual, tienen un proceso que tiende a eliminar gran parte de las llamadas “noticias falsas”.
Buscan la corroboración. Una sola fuente anónima no llegará a ninguna parte con ellos. Cualquier persona puede decir cualquier cosa, especialmente cuando está fuera de las sombras. El periodista tradicional busca fuentes INDEPENDIENTES que puedan corroborar la historia. Ellos, por regla general, no trafican chismes e insinuaciones.
Con la llegada de las noticias por cable las 24 horas, los medios de Internet y los periodistas ciudadanos, la veracidad de las historias individuales ya no es la principal preocupación. Las noticias no son un servicio público, son una fuente de ganancias. Los clics son lo que cuenta.
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Los consumidores aún tienen que desarrollar sus propios sistemas para vadear el sinsentido. Para mí, en el período previo a la elección, varios sitios hicieron el hábito de contar historias que nunca encontraron piernas. Ya no tomo nada de lo que publican como creíble sin la confirmación de una fuente en la que sí confío.
Una gran regla de oro? Si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. A menos que, por supuesto, sea el hijo del presidente que tuitee una confesión de connivencia, o al menos un intento de colusión.
Eso pasó.