Pueden sentir su propio dolor, pero no pueden sentir el dolor de los demás, y sienten que el dolor siempre parece peor que el dolor que no se siente.
Cuando las personas se sienten mal, se quejan, porque las quejas les hacen sentir mejor. Embotellar los sentimientos tiende a estresar a las personas. Somos animales sociales. La evolución nos dio la forma de ser sociales en todo tipo de situaciones, incluso cuando tratamos con nuestras emociones.