Sí, especialmente si te gustan, eres amigos o los amas. No hay forma de odiar sin antes amar. El amor tan fuera de lugar no lo es, y el odio se apresura por la conmoción.
Jesús nos enseñó a amar a tu enemigo. Si efectivamente debes pelear con él, amar es saber y con un sombrero atenuante, mates y rezas. Vale la pena conocer a tu enemigo. Tal vez solo diga “tu mamá usa botas del ejército” y observa cómo se rompe. Eso es salvar una vida.