La respuesta puede resumirse, aunque es una simplificación excesiva, en una palabra: partidismo.
Hasta el momento, todas las acciones del presidente Trump se han encontrado con una oposición muy verbal de la izquierda estadounidense, simplemente por el hecho de que ven CUALQUIER acción que realiza como errónea, inmoral, intolerante, etc. La ‘prohibición de viajar’ no es más que el último ejemplo.
Sin embargo, quisiera enfatizar que la izquierda estadounidense, en términos de la mayoría de las personas en ella, no es exactamente la culpable. Estas son personas que han sido propagandizadas tan completamente, que residen en una cámara de eco, que no pueden evitar pensar de la manera más políticamente tribal cuando se trata de Trump. Son las víctimas de otros, otros mucho más poderosos, que los utilizan como peones para sus propios objetivos políticos. Esto no es nada nuevo. Los poderosos siempre han hecho esto.
Aquellos que se oponen tan vocalmente a las acciones de Trump aquí lo están haciendo porque creen que es lo correcto. Piensan que las hace buenas personas al oponerse al racista, sexista, fascista, malvado hombre de la naranja en la Casa Blanca. Tienen buenas intenciones, pero no entienden que sus buenas intenciones están siendo utilizadas para controlarlos, acosarlos, para empujar la agenda de alguien más.
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