He tenido que aceptar que tengo miedo escénico. Cuando elegí actuar y cantar desde una edad temprana, la presión de actuar, por no mencionar las audiciones, me ha obligado a enfrentar ese miedo. Supongo que podría haberme entrometido sin confrontarlo, pero no lo habría mantenido por mucho tiempo.
Dos pensamientos
- En este caso, la presión original vino de la sociedad, o específicamente, de mis audiencias. Sin embargo, no hubiera podido tener un mejor desempeño si me hubiera quedado aterrorizada cada vez que me encontraba frente a la gente.
- Fue mi elección empezar a encontrar remedios. Así que me tomo el crédito de aceptar mis limitaciones y seguir adelante, a pesar de que la presión primero vino de fuera de mí.