No debería haber una línea dibujada. Un aforismo favorito cuando crecía era que si no puedes decir algo agradable, entonces no digas nada. El silencio funciona maravillosamente en muchas situaciones. Si no te gusta el pastel de ruibarbo de la tía Mable, solo habla con ella sobre otras cosas que no sean el pastel.
Me doy cuenta de que no es posible guardar silencio en algunas situaciones, sin embargo. En esos casos, uno debe decir la verdad con el mayor tacto posible. Ejemplo: tía Mable pregunta si disfrutaste del pastel que ella hizo. En lugar de decir que te encantó cuando todo lo contrario es cierto, puedes decir algo como “Fue un poco dulce para mi gusto, pero muchas gracias por hacerlo”. O bien, puedes encontrar una pequeña cosa que sea aceptable sobre el pastel, como en “¡Oh, fue encantador! ¡Muy bonito y rojo!”
Recuerda lo que dijo el diplomático: nunca mientas. Nunca digas toda la verdad. Y nunca deje pasar la oportunidad de usar el baño.