La causalidad es incorrecta aquí: Dios es el resultado de la forma en que funcionan nuestras mentes, en lugar de ser una externalidad.
La mayoría de las teorías de por qué tenemos la religión (desde una perspectiva científica) consideran que se trata de una ventaja evolutiva y se seleccionó para o como un subproducto de algún otro desarrollo de la mente.
Si alguno de estos es correcto, sería bastante improbable que el humano resultante sin esas características sea reconociblemente humano.
Por ejemplo, hay una teoría que sugiere que el aumento en el uso de dopamina en la mente humana que se desarrolló hace unos 80,000 años también permitió a las personas considerar el espacio y el tiempo de diferentes maneras, y así permitirles percibir o concebir dioses (La Mente Dopaminérgica en Evolución humana e historia).