¿Hay alguna cultura (presente o pasada) que no valore significativamente la apariencia física?

La posmodernidad puede ser una posible respuesta. Los posmodernistas no rechazan específicamente los valores que puede tener la apariencia física, pero enfatizan la primacía de la identidad y la elección por encima de todo lo demás.

Los posmodernistas utilizan el término “estado convencional” para describir una sociedad en la que el estado (según lo determinado por nuestras elecciones como consumidores, entre otras cosas) es el principal indicador de quiénes somos. Nos expresamos no solo por la forma en que nos parecemos a los demás, sino también a través de nuestras opciones de estilo de vida y, en cierta medida, de nuestras carreras. En este caso, la apariencia física tiene poco valor, ya que uno puede crear su identidad de otras maneras.

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