No puedes engañar a tus hijos. Puedes mentir, pero ellos intuirán la verdad. El problema es que sentirán que la verdad es diferente de lo que dices, y esto les resultará muy confuso y les causará muchos problemas a lo largo de sus vidas.
Cuando los niños sienten que algo está mal, pero no saben qué es, no saben en qué confiar. ¿Deberían confiar en sus palabras o deberían confiar en su propio sentido de lo que es verdad? Tú eres el padre y no mentirías, así que tu autoridad hace que desconfíen de sus propios sentidos. Cuando vives tu vida desconfiando de tu propio sentido de la verdad, cometes muchos errores.
Entonces, cuando les mientes a tus hijos, les dejas el legado de no poder confiar en sus propios sentidos y en sus propias mentes. Llegan a creer que siempre están equivocados, y cometen error tras error, y no saben por qué. Tal vez años de terapia puedan ayudarlos a confiar en sí mismos. Pero es mucho trabajo sin certeza de curación.
Podemos mentir por lo que creemos que son las mejores razones. Pero también nos estamos mintiendo sobre el efecto que esto tendrá en nuestros hijos. No importa por qué lo haces. Tus hijos sentirán que estás mintiendo y el legado de esas mentiras destruirá totalmente cualquier buena razón que puedas tener para cubrir la verdad.
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