Dos aspectos: el conocimiento y la práctica. Ambos necesitan consideración, y pueden necesitar enfoques diferentes.
Comience por recordar que la competencia es relativa a un contexto. ¿Qué se espera de una persona en un rol particular? ¿Qué errores se cometen en este contexto? Usted necesita saber qué cuenta como competente para una persona en particular en una situación particular, y ellos difieren.
Todos tenemos experiencia de conocimiento sin práctica. Eso no es competencia. Pero igualmente, si uno practica a ciegas, sin ningún conocimiento u orientación, el riesgo es que se pierda el tiempo o, peor aún, que uno “aprenda” cosas que deberán desaprenderse más adelante.
Hay muchos enfoques para el aprendizaje, y grandes cantidades escritas sobre ellos. Más que seguir una ruta establecida, tal vez averigüe cuál es la mejor ruta para usted. O pregúntale a alguien que te conozca bien como aprendiz.
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Pero siempre habrá estos dos aspectos de competencia, generalmente adquiridos de diferentes maneras. La habilidad positiva, en particular, necesita práctica, informada por algún conocimiento. La prevención de errores requiere conocimiento, a menudo complementada por hábitos o ejercicios que incorporan la práctica segura.