La antropología, y lo que es más importante, la etnografía (su método de investigación preferido) fomenta nuestro conocimiento sobre la humanidad al brindar una gran información contextual sobre un determinado entorno cultural a través de una observación prolongada y participativa.
Esta forma de investigación permite mucho más detalles sobre los comportamientos culturales que otras formas de investigación: las entrevistas nos permiten ver lo que las personas dicen, pero no lo que hacen. Los cuestionarios nos permiten recopilar las opiniones de las personas, pero estas opiniones pueden no ser ciertas. Las pruebas de laboratorio nos permiten ver las acciones de las personas, pero no en una circunstancia del mundo real.
La investigación etnográfica a través de la observación participante nos permite utilizar todos estos métodos de una vez para presentar una comprensión más holística de una cultura con un conjunto diferente de limitaciones (no proporciona datos cuantitativos, tiene pocas variables controladas, tiene pocas oportunidades para replicación dada la falta de control sobre las variables). Pero ese tipo de comprensión holística puede resultar extremadamente útil para explicar por qué ciertas tendencias cuantitativas (por ejemplo, desempleo, comportamiento de los consumidores, actividades delictivas, rendimiento académico, etc.) existen en un entorno cultural determinado que no se evidencia en los datos cuantitativos en sí.
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