Se llama crecimiento y maduración. Cuando eres joven y creces en una cultura que trivializa e incluso celebra el abuso del alcohol, uno no mira a la luz adecuada. Lo que hace ’emborracharse’ es en realidad frenar tu madurez emocional y mental. Entrar en un ‘estado alterado’ para lograr cosas que no le son naturales es el colmo de la inmadurez y un hábito muy difícil de sacudir a medida que avanza en la vida.
Somos humanos y siempre nos importará lo que piensen los demás. En cierto modo, cuidar lo que otros piensan es un gran ecualizador para nuestro comportamiento público. Tiende a mantenernos bajo control. Cuando estás ebrio y actúas como un tonto, puede que no te importe en este momento, pero seguramente lo harás cuando estés sobrio de nuevo.
En pocas palabras, mantén tu mente clara y si temes algo, acéptalo. Cuanto más lo haces, menos poder tiene el miedo. El crecimiento no se produce de la noche a la mañana, pero si eres honesto contigo mismo y con los demás y siempre buscas la verdad, puedes enfrentarte a tus obstáculos personales uno por uno y ser mucho más fuerte. No podemos cambiar la forma en que las personas nos ven, pero si siempre intentamos hacer lo correcto, incluso podemos hacer que algunos hagan lo mismo.
Estar embriagado es una gratificación inmediata que generalmente es seguida por consecuencias lamentables. Véalo por lo que es y viva su vida al máximo sin él.
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