Te contaré una historia:
En un pueblo, vivía una serpiente venenosa de mal genio. Todos le tenían miedo, porque él mordía primero y luego silbaba. Estaba MALO.
Una vez que un monje iluminado pasaba por el pueblo cuando se enteró de esa serpiente. Siendo un alma noble, el monje decidió hablar con ese peligroso “animal”. Con sus poderes sobrehumanos, el monje convenció a la serpiente de ser buena. La serpiente escuchó y el tiempo pasó.
El mismo monje pasaba por el pueblo nuevamente después de muchos meses, cuando vio a un grupo de niños arrojando piedras. Era la misma serpiente que estaba siendo golpeada y, el pobre animal estaba herido y sangraba.
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El monje fue movido. Le preguntó a la serpiente, ¿por qué no se estaba protegiendo? La serpiente lloró y respondió: “Querido santo señor, ¡fuiste tú quien me dijo que fuera bueno! Todo lo que estoy haciendo es seguir tu consejo”.
El monje entendió lo que faltaba la serpiente. En su inteligencia suprema, el monje respondió: “¡No entendiste mi punto, querida serpiente! ¡Te había aconsejado que no mordieras a nadie, pero nunca te dije que no silbaras!”
Espero que esto ayude.