Que la vida está hecha de ideas.
Cuando se creó la vida, hubo una entidad que influyó en la materia para que evolucionara de su estado pasivo a algo activo, a células que pudieran crecer, satisfaciendo las necesidades por su propia voluntad. Esta entidad, perdón por el término abusado, es amor, que defino como las conexiones creadas por el intercambio de ideas. Sin amor, los elementos quedarían inanimados. Las estrellas se quemarían, pero nunca habría nada alrededor capaz de usarlo o percibirlo.
Creo que el amor permite que las cosas crezcan y experimenten. Eso significa que ninguna máquina podría considerarse viva, incluso si crea su propio conocimiento, a menos que de alguna manera gane la capacidad de amar. Y no me refiero solo a cuidar a las personas y hacer todas esas acciones normalmente asociadas con el amor. Las máquinas pueden transmitir ideas, pero nunca pueden experimentarlas, porque carecen de la calidad esencial.
Es un poco confuso, pero estoy seguro de que nuestra conciencia humana, basada en la experiencia de las ideas, es lo que nos hace personas, nos hace vivos. Y aunque solo sé con certeza que tengo esa conciencia, he experimentado lo suficiente como para creer que otras personas también lo tienen.
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