Las personas dejan de tomarse el tiempo para desarrollarse cuando:
- No pueden ver el beneficio inmediato de invertir en sí mismos.
- Se “atoran” con la forma de desarrollarse y pueden haber agotado las áreas que saben que deben perseguir.
- Se produce una crisis personal que tiene prioridad.
- Son golpeados por quienes los rodean y no creen que merecen ser mejores.