Nuestros cerebros sufren de múltiples deficiencias cognitivas; no solo en la forma en que razonamos y aplicamos el pensamiento crítico, sino también en la forma en que nuestros propios sesgos afectan nuestra visión y percepciones de la realidad. El cerebro es una máquina que evolucionó para detectar, analizar y seguir patrones, que es algo que nos benefició mucho en las primeras etapas de nuestra especie. Cuando tenemos preguntas pero no respuestas, nuestros cerebros son notoriamente eficientes para llenar los vacíos con cualquier conocimiento pertinente que tengamos a mano. A veces, nuestros cerebros buscarán activamente patrones que confirmen la información de relleno para probar nuestra hipótesis; un patrón que busca un patrón para confirmar el patrón, por así decirlo.
Algunas personas tienen una profunda necesidad de creer en cosas extraordinarias. Algunos, por otro lado, simplemente manifiestan el adoctrinamiento que recibieron de niños. Algunos son una mezcla de ambos, con uno que puede causar o influir fuertemente en el otro. Hay muchos factores a considerar, pero creo que es seguro decir que, de alguna manera, nuestra programación hace que la religión sea deseable, junto con toda la locura sobrenatural asociada con ella.