Mi clase de inglés de Honores de 10º grado estaba leyendo ganchos de campana, y siendo un imbécil inteligente, inmediatamente aproveché la oportunidad para preguntarme por qué seguíamos perdiendo puntos por una pobre capitalización.
Mi maestro respondió que una vez que hubiéramos estudiado y dominado el idioma, estaríamos en posición de comentarlo, y que el uso de la experiencia para tomar decisiones artísticas informadas es lo contrario a justificar el descuido.