Las palabras cargadas son aquellas que provocan o mejoran las reacciones emocionales positivas o negativas.
Puede usar adjetivos para este propósito: “La reducción drástica …” frente a “La reducción planificada …”
O nombres propios: “El muro de Trump …” vs. “El muro aprobado por el Congreso en 2006 …”
O nombres no propios: “La demonización de XYZ …” frente a “La crítica de XYZ …”
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O verbos: “Sus beneficios se redujeron …” en comparación con “Sus beneficios se redujeron …”
O adverbios: “La misión horriblemente ejecutada …” vs. “La misión ejecutada de manera ineficaz …”
Mire a través de discursos políticos y declaraciones de activistas políticos y encontrará numerosos ejemplos, aunque las palabras cargadas ciertamente no se limitan a esos contextos.
Las palabras cargadas sirven como un juego de manos psicológico para bloquear nuestras mentes de un pensamiento claro al nublarlas con emociones que a menudo no están justificadas por el sujeto. (¿Te das cuenta de cómo escribí algunas frases que pueden desencadenar emociones a favor o en contra?)
Así que permítanme reformular ese párrafo anterior. Las palabras cargadas provocan una respuesta emocional que puede o no ser buscada consciente o inconscientemente por el hablante o el escritor. Las audiencias pueden beneficiarse al ser conscientes de este aspecto de la comunicación humana.