Abrázalo. Sin duda nunca encontrarás la verdad. Solo porque pienses que no lo hace bien. El hecho de que las autoridades te hayan convencido de algo cuando eras demasiado joven o demasiado modesto para saberlo mejor, no lo hace realidad. Debes poner a prueba tus conclusiones, incluso tus ideas sobre hechos pueden engañarte a ti mismo.
Si nunca llegas a una conclusión sólida, eso también está bien. Es mejor estar en duda que hacer una conclusión falsa. Desafortunadamente, los religiosos le dirían lo contrario, lo que lo obliga a sentir que debe tomar una decisión que aún no está listo para tomar. Esto resulta en un pensamiento conflictivo, viviendo con falsedad, haciendo conclusiones innecesarias e incorrectas. Como el Papa Francisco ha indicado, incluso la existencia de Dios debe ser puesta en duda. No hacerlo es aceptar ciegamente el dogma y arriesgarse a perder una sabiduría superior.