Ventilación.
Nuestras emociones son como productos químicos que giran alrededor de la cámara de gas que es nuestra cabeza. La frustración, podría decirse, es una de las emociones más volátiles y es muy probable que nos hinche y nos llene más.
Es lo que nos hace querer romper nuestros auriculares en lugar de desentrañarlos con cuidado, es la emoción lo que nos hace querer golpear la pared cuando sabemos que solo nos lastimará a nosotros y no a la pared, es la emoción que nos hace sonar nuestros pies a pesar de que todo lo que hace es matar algunas hormigas.
El juramento actúa como una buena válvula para ventilar algo de esa frustración y dejarla pasar a través de la forma de una serie de explosivos (generalmente) inofensivos dirigidos al aire, lo que permite que la presión dentro de nosotros se disipe marginalmente.