Escena 1:
Había un número fijo de entradas para un programa de cine que deseaba acompañar a mis amigos. Esperé en la fila durante 2 horas y finalmente pude tomar las últimas entradas. El logro no importó PERO la felicidad lo hizo.
Escena 2:
La persona que estaba frente a mí tomó las últimas entradas. Me quedé allí con las manos vacías. El fracaso no importó, la decepción sí.
- ¿Es cierto que las personas con discapacidad tienden a ser más amables y generosas?
- Cómo dejar de preocuparme y odiarme a mí mismo ya todos.
- ¿Es raro ir solo a un concierto?
- ¿Por qué los policías matan a más personas ahora más que nunca?
- Me molesta el comportamiento y los chismes de extraños cuando ando en mi bicicleta. ¿Esto es normal? ¿Cómo debo lidiar con esto?
Sabes que realmente no sé si fui capaz de transmitirme a través de los ejemplos anteriores, pero lo que siento es que, en verdad, NO ES LA COMPETICIÓN TAN LLAMADA QUE IMPORTA, sino las diversas emociones que experimentas en este largo viaje competitivo en el que Tienes que luchar por tu vida desde el mismo día de tu nacimiento.
La lucha importa, la sensación de logro importa, las experiencias tristes importan, tu desarrollo importa e incluso si finalmente terminas haciendo nada, tus esfuerzos importan.
Al final, cada cosa importa mi amigo 🙂