Hay una diferencia entre ser maduro y actuar maduro.
Las personas que tratan de actuar maduros terminan haciendo el ridículo.
Los niños que son maduros solo tienen una forma de pensar diferente a la de sus hermanos más comunes y generalizados. Consideran las cosas de manera más objetiva y no caen en la trampa de comprar la opinión más popular. Permiten que el razonamiento llegue antes que la preferencia.
Para lograr esta mentalidad, uno necesita pasar mucho tiempo entrenando su mente (sí, hay que hacerlo. ¡No es de extrañar que haya tantos adultos inmaduros por ahí!). Entonces, sí, no es raro encontrar que los niños que alcanzan la madurez mental en una etapa temprana pasan mucho tiempo pensando. No juegan tanto como sus compañeros, y no tienen que hacerlo de todos modos. Simplemente disfrutan pensando.
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Luego está también el caso especial en el que un niño ha pasado por una infancia bastante difícil. ¿Sabes todas esas cosas sobre los papás o mamás borrachos, el divorcio, la opresión y ese tipo de cosas? Pueden arruinar a un niño muy mal. Aunque estos niños a veces son maduros, la mayoría de las veces, están deprimidos. La madurez y la depresión son dos cosas bastante diferentes.